Año 3000. Primera parte.

Año 3000

         
        Nuestro planeta se ha cocido y el ser humano, como garbanzos en una olla, con él. Sólo queda un habitante, (que bien puede parecerse a Will Smith). “Will”, así le llamaremos, únicamente puede salir a buscar comida y entretenimiento por las noches, por el día se esconde del los rayos mortales (los del sol, esto no es la guerra las galaxias).
         Hoy Will camina decaído, está perdiendo toda esperanza de encontrar a un ser humano. Antes soñaba con la imagen de una mujer (parecidísima a Halle Bery) y entre ellos dos perpetuaban la especie. «Debería haber muerto, esto es un rollo», piensa para sí. De pronto en la oscuridad de la noche, un objeto blanco y aplanado reluce y llama su atención. Will se acerca… ¡Es una hoja! ¡Un papel forrado por un plástico! Hacía siglos que no veía uno. Lo sostiene entre sus manos… «¿Pero qué es esto? ¡Qué cosa más extraña!». Will lo examina con detenimiento. El plástico lo ha mantenido a la perfección, aun así se nota que fue un documento importante porque se le aprecia manoseado. Es como una tabla. En la columna de la derecha hay un montón de nombres y en la horizontal, números del 1 al 31… pero lo que realmente llama su atención es el interior de la tabla. Hay un sinfín de letras sin orden alguno…





         LAS PLANILLAS

         Quizá, los que no trabajáis en un hospital (esa suerte tenéis), no sepáis lo que son nuestras planillas. Tranquilos, yo os lo explico. Aquello es un papel que saca el supervisor, lo coloca en un archivador y te dice lo que vas a trabajar ese mes (¡ahí es ná!).
         El día que las planillas salen a la luz, es más sonado que cualquier nacimiento real. Ya incluso unos días antes se rumorea, pero es estar en tal archivador y la noticia se propaga como la pólvora, convirtiéndose en trending topic hospitalario en escasos minutos.
         Pero las planillas no son un simple horario de trabajo. No, no penséis eso. Las planillas tienen alma, magia, poderío y a veces pies (porque nadie las encuentra).
         Una compañera dice que si reutilizáramos la energía cinética que se desprende con el movimiento de ese archivador, tendríamos luz para abastecer a todo el hospital.
         Y es que las planillas nunca están solas, siempre alguien las mira. Es prácticamente imposible, que vayas a echarlas un vistazo y no estén en posesión de alguien… ¡Arjjjj! ¡Qué rabia da eso! Pero como somos civilizados, nos contenemos y decimos: «cuando termines me las dejas». Generalmente no obtienes respuesta, porque el que está disfrutando de ellas no oye nada más, está abstraído por su poder: el poder de aislarte de tu alrededor. Y gracias a Dios que somos civilizados, porque a veces es realmente difícil no dejarse llevar y arrancárselas de las manos a la cansina de tu compañera que lleva diez minutos y no las suelta… «¡Ni que te las estuviera estudiando, guapa!». 
         Encontrárselas libres es más raro que, qué haya un celador en el momento en el que se le llama… Pero si por casualidad te sientas (cada día es más difícil), y adviertes que el archivador está quieto, a tu lado, en modo espera; ellas desprenden su magia y a los dos segundos te ves abriéndolas, aunque no tengas que consultar nada, aunque sea la tercera vez que las miras esa tarde; da igual. Ellas se han apoderado del personal. Hay algunos estudios que comparan el influjo de las planillas con el del Anillo. Esto es serio, señores, ya se han descrito casos de enfermeras normales que han degenerado en seres parecidos a Gollum, y creo que cada vez hay más casos. Yo estoy asustadísima…


Año 3001.
         Will recoge sus bártulos. Cambia de ciudad. Sabe dónde ha de ir, pero no sabe cómo llegará. Va a ser duro, pero no puede perder un segundo más en intentar averiguar cuál es el significado del maldito papel. Desde que lo encontró no ha parado de estudiarlo, de juntar sus letras, de darles la vuelta, de buscar alguna relación… Antes de partir guarda en su bolsillo una foto del lugar al que se dirige. Suspira. Desearía poder estar ya en el museo Británico de Londres, frente a la Piedra Rosetta, porque sí de algo está convencido Will es de:
         «Esto tiene que ser cosa de los egipcios…»

Continuará…



         

Comentarios

  1. Hola! el otro día un compañero me pasó este enlace y me reí un rato leyéndote. En mi blog te he mencionado, espero qe no te importe: http://www.yonolotiraria.com/2014/03/agenda-washi-planning-hospital.html

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    1. ¡Pero bueno, qué sorpresa! ¡Muchas gracias! Acabo de ver tu comentario. Gracias Javi, el favor será devuelto... Un abrazo. Y genial tu blog, yo quiero ser como tú!!!

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