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Mostrando entradas de marzo, 2015

Lo que no se cuenta de las habitaciones del hospital.

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        Las habitaciones en éste, mi hospital, son tan pequeñas que en ocasiones cuando el paciente es obeso se impide que ingrese nadie más en la cama de al lado porque no entran dos… Daos cuenta.          El aseo de nuestras “suites” no tiene ducha, ni ventana, y si se quieren lavar, en serio, y no como los gatos, han de ir a la ducha compartida (por turnos, no como en la cárceles, algo de nivel tenemos).          Imaginaos la de cábalas que hacemos con el mobiliario para introducirnos el aparato de la tensión y nosotros, y no os digo nada el electro o el desfibrilador. En una ocasión la intensivista (médico de UVI que llamamos cuando hay una parada), antes de saludar (suelen ser de lo más majos), no había puesto un pie en la habitación cuando gritó:          —¡Sacad los muebles! —De primeras nadie la hizo caso, creíamos que sería cosa suya, una especie de lema, pero cuando lo volvió a gritar con cara de pocos amigos (cosa rara, rara), los armarios y sillones salieron